(TINO PERTIERRA) La novela Los jugadores se fraguó en la mente de Carlos Fortea a partir de “dos impulsos principales y relacionados. Por una parte, hacía tiempo que había estado leyendo acerca del hecho, poco conocido, de que España obtuvo grandes beneficios económicos de la Primera Guerra Mundial, aprovechando su situación de neutralidad, y que por eso mismo el final de la guerra supuso para nosotros la entrada en una crisis económica: se pinchó la burbuja”.
“Leyendo a ese respecto, me pareció que había tantas cosas de ese pasado que hablaban del presente que la necesidad de narrarlas de forma relacionada me obsesionó. Ese es el origen de la novela. Una novela que se ambienta en el pasado pero habla del presente, o al menos esa era mi intención”.
Un obstáculo importante: “Diseñar la estructura. No podía incluir tantas cosas como quería contar en la vida de un solo protagonista, y por eso acudí a una novela coral, con seis tramas y más de una veintena de personajes importantes, entre los que se encuentran, en momentos concretos, personajes reales, en una novela que no pretende ser histórica, sino emplear la Historia como telón de fondo. La Historia que dura. La Historia que se repite”. Inevitable preguntarse si hubo algún modelo literario para crear al comisario Retier. “Propiamente no, aunque es probable que en algún recoveco de mi cerebro estuviera Maigret, no como personaje, sino como funcionario, como servidor del Estado. Para mí era importante que Retier no fuera un policía intuitivo ni brillante, sino un profesional al servicio de la sociedad. En tiempos difíciles, sucede muchas veces que son ellos los que sostienen la arquitectura básica de un país”.
No fue difícil dar vida literaria a personajes reales pero “sí que fue un ejercicio de contención, porque no debían desparramarse, no debían convertirse en portavoces de cosas que jamás habrían dicho. Traté de que sus apariciones respondieran a lo que de ellos se conoce realmente, y que aquello de lo que no tenemos constancia encajara todo lo posible con su carácter, con su lenguaje y con sus expresiones. Y debo decir que disfruté mucho haciéndolo”. No diría el autor que es una novela policíaca, “como no diría que es una novela histórica. Es una novela que ocurre en un momento de la Historia, pero que quiere hablar de nuestro presente, y es una novela en la que hay una trama policiaca, pero que no descansa solo sobre la trama policiaca. He tomado recursos de muchos géneros porque siento mucha pasión por ellos, pero me parece que el resultado no es una novela de género. A no ser que se pueda hablar del género cinematográfico. Me he sentido en muchos momentos como en el guión de una película, como en sus exteriores y, en más de una ocasión, como en su dirección de actores”. Una novela escrita para disfrutar: el autor y los lectores.