01 de septiembre de 2014
(RECAREDO VEREDAS) No es esta, como parece indicar el título, la novela de un vencido. Aunque la derrota le rodee, el protagonista nunca sucumbe. No consigue otro trabajo que el de vigilante en una sala de tragaperras, pero mantiene la esperanza. Sobrevive porque es un buscador irredento de la belleza. Para su propósito, Benavides no elige la opción más fácil: escoge el diario. Entre las reflexiones y peripecias del narrador encontramos sus deseos –convertirse en un escritor consagrado–, sus éxitos y decepciones amorosas –una de ellas, sorprendente, protagoniza el giro fundamental de la trama– y los personajes que atraviesan su vida. En la cuidada composición de esos secundarios reside uno de los grandes aciertos de la novela.
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