Si la trayectoria política de Manuel Azaña lo convierte en uno de los grandes protagonistas del siglo XX, su vertiente intelectual no es menos destacable: traductor y escritor, colaboró en varias revistas culturales y ganó el Premio Nacional de Literatura en 1926. El jardín de los frailes, ya disponible en librerías, narra las vivencias de un adolescente en un colegio religioso de El Escorial: un retrato del artista adolescente, muy admirado por Salinas, con el que Azaña llegó definitivamente a la conclusión de que era imprescindible limitar el poder de la Iglesia para regenerar España.