(CONCEPCIÓN PEREA y ANTONIO TORRUBIA) Los nuevos autores están haciendo un gran esfuerzo para acercarse a temas de los que era impensable hablar hace diez años. Del mismo modo se está reivindicando el papel de las mujeres, algo importante porque durante mucho tiempo la literatura carecía de referentes no estereotipados a los que las niñas pudieran asomarse. Hay excepciones claro: Momo, Matilda, Pipi Calzaslargas..., pero no eran lo habitual. Por suerte esos patrones están cambiando y para hablar de eso es interesante citar a Madeleine L'Engle con sagas como Una arruga en el tiempo o a Diana Wynee Jones y su El castillo ambulante.