(MIGUEL LORENCI / Colpisa) Jason Dessen es el protagonista de Materia oscura (Nocturna), un vibrante 'thriller' de raíz científica en el que Blake Crouch (Carolina del Norte, EE UU, 1978) traiciona todos los géneros para ofrecernos un innovador y frenético cóctel narrativo. El forzado viaje por infinitud de realidades e identidades paralelas de una suerte de Ulises cuántico, un físico que aparcó una brillante carrera por una gris pero feliz vida familiar y académica. Su ansiada Ítaca es su casa de Chicago, de la que fue arrancado inesperadamente para vivir una pesadilla multidimensional que Crouch desarrolla en 400 trepidantes páginas.
No hay que ser Einstein ni estar al cabo de la teoría cuántica de Schrödinger y sus gatos muertos y vivos a la vez para disfrutar de una novela que juega con la Teoría de las Cuerdas y las aterradoras posibilidades del Multiverso. Y eso que «hay tantos universos como decisiones tomamos en nuestra vida», según plantea el autor de una novela «que sólo es cuántica en parte». «Es más sobre la crisis de la mediana edad, sobre alguien qué se replantea quién es», aclara el escritor sobre este juego de identidades.
Quien se martillea el cerebro con estas cuestiones es Dessen, llamado a ser un brillante científico que renunció a sus aspiraciones para dar clases y centrarse en su familia. Una noche, tras beber más de la cuenta con un viejo colega ganador del gran premio de astrofísica al que él habría aspirado, Jason pasará a otra dimensión. Un hombre oculto tras una máscara de geisha lo conducirá a punta de pistola a una central eléctrica abandonada, donde le inyecta algo.
«Bienvenido de nuevo», le saludan unos desconocidos con trajes especiales al recobrar la conciencia. Insertado en un nuevo e ignoto universo, ve que ni si mujer, Daniela, ni su hijo Charlie son los mismos; que ni siquiera él es profesor. Protagonista y lector compartirán desconcierto. Hasta el inesperado final de la historia no sabrán si está atrapado en un sueño, en su vida anterior o quiénes mandan en su destino.
Se atormenta peguntándose si tomó la decisión correcta y qué hubiera pasado de haber optado por otra posibilidad. «Es el tema central de novela. Nunca somos conscientes ni valoramos de veras lo que realmente tenemos. La idea es plantearse qué pasaría si tomáramos otro camino en la vida, si hubiéramos tomado otras decisiones y cómo habría afectado a la felicidad que sentimos en el presente», resume Crouch.
«Todos nos planteamos esos interrogantes, que se dan en todas las culturas. Todos los humanos se preguntan si aciertan o no y cuáles son las consecuencias de sus errores. Nadie lamenta las decisiones acertadas de su vida, pero es un hecho que nunca somos quienes queremos ser», dice Crouch abordando el «otro gran asunto» de esta ficción. «A menudo pensamos que existen otras versiones de nosotros mismos y nos inquieta pensar que estarán haciendo», plantea en clave cuántica.
¿De qué se arrepiente? «De muchas cosas, pero en lo literario, sólo de haber tardado tanto en escribir novelas como esta, que tiene que ver con el miedo a desvelar demasiadas cosas de uno mismo». «Todos nos protegemos bajo una coraza y proclamamos la idea de que somos más fuertes, más felices y que estamos más en paz con nosotros de lo que realmente estamos». Lo dice un creador de «personajes que no están definitivamente rotos para que el lector se pueda identificar con ellos». «Quiero que el lector se sienta cómodo con su propia vida o que encuentre al final del libro una razón para cambiarla», propone.
Licenciado en Filología Inglesa y Escritura Creativa, Crouch es autor de una docena de libros, varios adaptados a la tele, como la trilogía 'Wayward Pines'. Los derechos de 'Materia oscura' se vendieron a veinte de países y Sony compró los cinematográficos. Pero Crouch confía aún en la primacía del libro. «El papel es para mí la mayor expresión artística de nuestro tiempo, por encima de las series y el cine. Lo sé ahora, aunque hace diez años pensara que las series ganarían la partida», admite.