(A.O.) Hablábamos hace unos meses de Los amigos, la primera y tierna novela de Kazumi Yumoto, en la que a partir de la mirada de tres amigos la escritora nos acercaba los últimos momentos de vida de un anciano. En La Casa del Álamo el punto de vista infantil vuelve a ser el leitmotiv de esta hermosa historia sobre la vejez y la infancia.
En esta ocasión, la protagonista, al enterarse de la muerte de su antigua casera, decide asistir al funeral. Este hecho le llevará a sumergirse en los recuerdos de su infancia: la muerte de su padre, los viajes sin rumbo de su madre, la casa a la que fueron a vivir protegida por un enorme álamo, la joven que tiraba comida desde su ventana a los gatos del barrio y, desde luego, la casera, una mujer dolida que escribe cartas para llevárselas a los muertos. Kazumi Yumoto vuelve a tratar la muerte y lo hace como ella sabe: de una manera sencilla y atractiva.