(ÁNGELA BELMAR TALÓN) Tras el éxito de ventas y críticas de Los amigos, Kazumi Yumoto ha publicado varias novelas entre las que se encuentra Viaje a la costa, que ha sido fuente de inspiración para una película, cuya adaptación cinematográfica ha estado a cargo de Kiyoshi Kurosawa, quien recibió en 2015 el premio Un Certain Regard a la mejor dirección en el prestigioso Festival de Cannes.
El argumento gira en torno a la pérdida del marido de Mizuki, Yusuke, en el mar y cómo intenta afrontar este suceso tan trágico, aunque nunca desfallece ni pierde el aliento en su búsqueda. Sin embargo, tres años después, mientras está en la cocina de la que sigue siendo la casa familiar, el fantasma de su compañero aparece ante sus ojos. Su reacción dista mucho de una visión terrorífica, más bien se trata de una vuelta a la cotidianeidad, como si el tiempo no hubiese transcurrido y su mundo hubiese hecho un paréntesis el día que desapareció.
Después del reencuentro, ambos iniciarán un viaje hacia la costa, un periplo cuando menos extraño en el que no siguen un plan o una guía previamente trazada, simplemente se dejan llevar y van respondiendo a sus necesidades vitales más básicas: abrigarse cuando hace frío, lavarse, comer y dormir. en ningún momento sabemos hacia dónde se dirigen o dónde se encuentran, puesto que las descripciones son como poco escuetas.
A lo largo de esta peculiar aventura se van a relacionando con personas -tal vez seres humanos, tal vez espíritus, no queda del todo claro a lo largo del texto que han estado en contacto con Yusuke durante los tres años de ausencia, y también con algunos de sus familiares ya fallecidos.
Pero, al mismo tiempo que Mizuki va desgranando parte de lo que su pareja hizo o por dónde pasó, también va narrando la vida de este profesor de universidad, un parte de su existencia que desconocía hasta el día en el que se esfumó.
Para su mujer, Yusuke era un hombre tranquilo, introvertido y con tendencia a la depresión, no obstante ella desconocía su inclinación hacia las féminas, un intensa afición que tiene desde bien jovencito. Aunque en cualquier otra persona ese hallazgo podría ser motivo de ira, a Mizuki le provoca un cierto alivio, pues, ante la falta de pistas sobre su paradero, piensa, aunque en su fuero interno no lo ve así, que tal vez se haya marchado con una mujer.
Viaje a la costa es una obra que se puede calificar como pausada, tierna y espiritual, en la que se confunde el mundo de los espíritus, con pasajes puramente oníricos.
Kazumi Yumoto construye un trabajo literario, editado por Nocturna, muy enigmático, en el que priman los diálogos que mantienen sus personajes, unas conversaciones que se caracterizan por su profundidad y que dan lugar a la reflexión, en detrimento de otras cuestiones como el escenario en el que se desarrollan.
Su lectura es igual que su ritmo, lento, lentísimo, como si las olas que abrazan la costa que van recorriendo los propios protagonistas nos fueran meciendo y nos dejáramos conducir por la poesía y los sueños. Para aficionados a viajar con la mente.