Laurel pierde a su hermana May una trágica noche. Está en plena adolescencia, es hija de padres divorciados y, desde que se ha quedado sin su otra mitad emocional, el mundo donde vive se ha vuelto extremadamente complicado y gris. Justo cuando la desesperación ya la amenaza seriamente, una de sus profesoras propone un curioso ejercicio en clase: escribir una carta a un muerto.
Laurel se pone a la tarea con un ímpetu que no podía imaginar. Primero escribe a Kurt Cobain, que murió casi tan joven como su hermana, y después a Janis Joplin, Judy Garland, Amy Winehouse, Amelia Earheart o Heath Ledger. Sin embargo, no le entrega ninguna a su profesora. Laurel escribe sobre muchas cosas: cómo es empezar la escuela secundaria, lo difícil que es forjar nuevas amistades, cómo es el primer amor, la vida con padres separados, lo que significa ser un adolescente. De esta manera, comienza a relacionar las cosas que vivió con su hermana y sus experiencias personales, con las vidas y muertes de estos iconos. Sólo así Laurel podrá comprender a May, asimilar su muerte, recordarla como la maravillosa persona que fue y que su recuerdo la ayude a remontar el vuelo y construirse su propia vida. Una novela epistolar emocionante, original y diferente.