Tras la trágica muerte de su hermana mayor, a la que adoraba, la vida de la quinceañera Laurel se ha derrumbado: no consigue superar su sentimiento de culpa (ella estaba con su hermana cuando sucedió aquello), sus padres se han separado, y su primer año en el instituto, sola y sin amigos, la hacen encerrarse en un mutismo total. Hasta que la profesora de Lengua pone en clase un curioso trabajo —escribirle una carta a alguien que haya muerto—, y Laurel encontrará, por fin, «alguien con quien hablar».
El primer destinatario es Kurt Kobain, el cantante preferido de su hermana, al que seguirán otros músicos como Amy Winehouse o Jim Morrison; actores como Judy Garland y River Phoenix; la piloto Amelia Earhart y algunos poetas estudiados en clase como John Keats o Elizabeth Bishop. Con todos ellos, Laurel habla de su antigua y de su nueva vida, de su paso por el instituto, de su primer amor y de lo que ocurrió con su hermana…
Un inteligente planteamiento, y textos breves y sencillos, en una novela de lectura adictiva, que traza un convincente retrato del universo adolescente (muy americano, eso sí), con personajes muy bien dibujados y una sostenida intriga sobre los hechos que desencadenaron el drama.