(ADA DEL MORAL) Hace un par de años, Miss Hartman ponía en vilo a los lectores de fantasía con esa duología protagonizada por una música llamada Seraphina Dombegh. Describía un curioso mundo entre clásico y medieval dominado por el odio a los dragones, seres que pueden aspirar a ser buenos políticos, profesores o matemáticos y que, a cambio de poderes casi sobrenaturales que incluyen la capacidad para adoptar una forma humana, tienen una mente lógica y emociones de baja intensidad.
Si en la primera parte se describía este universo, sus personajes e intrigas, en esta segunda novela, el secreto de la protagonista ya ha salido a la luz y quizás sirva de utilidad para la terrible guerra que se prepara en unos reinos donde la antipatía entre ambas especies amenaza una tregua que ya no parece posible extender más. Una historia bien trabada sin los convencionalismos habituales en el género y que se sigue con interés.