(ÓSCAR BROX) Pocos artistas reflexionaron tanto sobre si mismos, sobre su producción intelectual y las contradicciones morales que entrañaba su tiempo, como Pier Paolo Pasolini. El de José M“. García López, sin embargo, es un acercamiento más próximo al que Marco Tullio Giordana ensayase con Pasolini, un delitto italiano (1995); una investigación que recorre los tropos pasolinianos al tiempo que recupera algunos de los episodios y motivos vitales que marcaron al autor boloñés.
La novela recorre, serpenteando años y desventuras, el impacto de la muerte de su hermano durante la guerra, el éxito de El Evangelio... la escritura que legarán los «Escritos corsarios», la homosexualidad, el estrecho circulo de amistades. la preservación de la cultura friulana, la ruptura con Nínetto Davoli, la cercanía sentimental desarrollada hacia los chavales del arroyo o la figura omnipresente de la mamma Susanna Colussi.
García López se vale de una pareja de investigadores para tejer los diferentes momentos de la biografía pasoliniana en forma de investigación criminal, de modo que la novela desemboque en su brutal muerte. ¿Asesinato de Estado? ¿Acoso a un intelectual impertinente? La novela escruta las diferentes posibilidades, incluida aquella que señalaba que Pasolini conocía a los asesinos de Enrico Mattei, abanderado de la apertura a la izquierda. Más allá de abonarse a una tesis, «Pasolini o la noche de las luciérnagas» expone la incomodidad de un autor que no solo interrogaba a su tiempo. Que se preguntaba por su lugar en la cultura, que sentía ese desgarro interior que preludiaba una muerte cercana (qué proverbial ese primer verso de Pavese que abre el libro; vendrá la muerte) y que, él mismo, devino su propia hierofanía. Esa Iuciérnaga que cree adivinar, con la que se identifica, durante un paseo nocturno. Un momento sagrado para la cultura italiana. La conexión con un pasado remoto, definitivamente perdido.