(ANTONIO LOZANO) En su discurso de aceptación del premio Boston Globe-Horn Book por una novela, Los amigos, que habría puesto de acuerdo a Natsume Soseki y Fujiko Fujio (el creador de Doraemon), la tokiota Kazumi Yumoto declaró que "la ficción nutre la imaginación y da al lector una idea clara de las diversas posibilidades de la vida".
Si reproducimos la frase promocional que encabeza la portada, "una novela sobre la muerte que defiende la alegría de vivir", quizá muchos teman una subida de azúcar desde la primera página, igual que resumir el argumento en un flash del tipo "tres chicos desean ver a un anciano abandonar este mundo para entender qué es la muerte" puede conducir a ideas equivocadas. Lo cierto es que, a través del trío de colegiales pillos y de buen corazón que conforman Yamashita, Kawabe y Kiyama, la japonesa Kazumi Yumoto bordó un relato de iniciación cargado de ternura y encanto con una finísima sensibilidad para captar los matices de la mente infantil muy cercana a la mostrada por el cineasta Hirokazu Koreeda en películas como Kiseki (Milagro) o De tal padre, tal hijo. El fallecimiento de la abuela de uno de los protagonistas les hace tomar conciencia de nuestra extinción, pero qué demonios significa estirar la pata: ¿convertirse en un espíritu o en un fantasma?, ¿volverse ligero o pesado?, ¿irse de viaje a algún sitio? Toca investigar y realizar trabajo de campo.