(BEATRIZ MARTÍNEZ) A pesar de la crisis en que se encuentra instalado el panorama editorial en los últimos tiempos, la literatura infantil y juvenil ha sido una de las pocas categorías que ha logrado mantenerse con una mayor estabilidad en esta época de incertidumbre. Una nueva generación ha irrumpido con fuerza dentro de un sector que ha tenido que adaptarse con rapidez, abriéndose paso a nuevas formas de consumo cada vez más mutantes que tienen que ver con el uso de las nuevas tecnologías y con la repercusión de las redes sociales.
Son lectores voraces y exigentes, de naturaleza compulsiva, que saben perfectamente lo que les gusta y están al tanto de todas las novedades, que participan activamente en los eventos, en los foros y en las firmas de libros generando auténticos fenómenos fan.
«Hay un mercado que siempre ha existido, pero estaba más constreñido a los libros de prescripción escolar. Ahora las editoriales apuestan por lectores reales, con sus propios apetitos». Así habla Carlos García Miranda, autor de Conexo y de la respuesta española a Los juegos del hambre, Enlazados. Una tendencia, la ciencia ficción y la distopía, que se ha convertido en una de las más influyentes. «Este género se encuentra totalmente asentado», afirman Teresa Tellechea y Gabriel Brandariz, editores de literatura infantil y juvenil del grupo SM. «Se llevan las historias de fantasía, pero mucho más violentas de lo que estábamos acostumbrados».
Y todo eso gracias al impacto generado por los éxitos internacionales de sagas como la citada de Suzanne Collins, Divergente o El corredor del laberinto. «En el momento en que una novela se lleva a la pantalla la repercusión se multiplica exponencialmente», cuenta María Guitart, editora del área internacional de Planeta.
«Los editores tenemos que estar muy pendientes de las modas globales y rastrear cuál será el siguiente fenómeno internacional», añade Gemma Xiol, editora de Montena, del grupo Penguin Random House. «La última tendencia viene marcada por las historias de carácter cotidiano y realista, en las que se plantean preguntas esenciales en torno a la vida». Se refiere al éxito de John Green y de su bestseller Bajo la misma estrella, en la que dos adolescentes enfermos viven una historia de amor que les lleva a superar sus limitaciones. Pero también de hallazgos como Wonder, de R. J. Palacio, la historia de un niño con la cara deformada que en su traducción al catalán ha alcanzado una gran repercusión. Un terreno que también ha explorado con éxito Albert Espinosa. Y es que al igual que los adolescentes pueden llegar a sentirse identificados con Katniss Everdeen, la heroína de Los juegos del hambre, en su rebelión contra el sistema tiránico y opresor y en su búsqueda por la libertad de expresión en un escenario futurista, también buscan alejarse de la alegoría para pisar terrenos más cercanos y reconocibles. Quizás ese sea uno de los factores de la repercusión alcanzada por Blue Jeans, que practica la vertiente juvenil romántica y que tiene como máximo referente el estilo de Federico Moccia. Novelas de iniciación en las que los personajes atraviesan una serie de fases esenciales de aprendizaje: el primer beso, las primeras decepciones, la primera vez… Todo eso unido a temas como la anorexia o el bullying que conforman un escenario más palpable y menos metafórico.
REDES SOCIALES / La mayor parte de la nueva generación de escritores se encuentra perfectamente integrada dentro del tejido de las redes sociales. Cuentan con una comunidad de seguidores y mantienen una conexión directa con ellos a través de Twitter, Instagram, Facebook, blogs… Los nuevos lectores necesitan participar, interaccionar, sentirse parte activa dentro de la obra. Uno de los fenómenos editoriales de este año, After, de Anna Todd, responde también a esta nueva ola de narrativa transmedia, surgida de la plataforma Wattpad, en la que se cuelgan las historias por capítulos y los autores pueden comprobar a través del feedback de sus seguidores el impacto que generan. No es casual que el márketing y la comunicación de la novela vaya encaminado en ese sentido: «Mil millones de lecturas online, 11 millones de me gusta, 5 millones de comentarios».
El poder del click comienza a asentarse como una dictadura pero también como una forma de fidelización. Javier Ruescas juega con todo eso en su trilogía Play, y expande su propio universo literario a través de la música que escuchan los protagonistas de sus novelas mediante la descarga de una playlist que induce al lector a ampliar su experiencia sensitiva.
Lo cierto es que el panorama se transforma de manera constante, así como la edad de los lectores. La categoría editorial Young Adult ha derivado a una nueva fórmula, la New Adult, con mayores dosis de sexo, mientras que el Middlegrade, que ocupa una franja entre los 8-12 años, se encuentra en un estupendo estado de salud gracias a éxitos como Los Futbolísimos, de Roberto Santiago, o El club de las zapatillas rojas, de Ana Punset.
Para Care Santos, escritora y crítica literaria, «la literatura juvenil se encuentra en un momento efervescente. Hay sellos españoles que saben ofrecer lo que conecta con el público, ya no somos deudores de los anglosajones. En estos momentos, ser lector joven es un privilegio. Ojalá tuviera 16 años para entrar en una librería y dejarme llevar».