"Lo malo es que muchos de los clásicos han desaparecido del canon de la literatura infantil".
El escritor leonés, miembro de la Real Academia Española, José María Merino, visitó el plató de Periodista Digital para hablar de sus dos últimas obras “La trama oculta”, un libro de cuentos, y “Las mascotas del mundo transparente”, un libro infantil.
¿Te imaginas que al canturrear una canción de pronto te trasladaras a otro mundo? ¿Y que en ese mundo fueras una mascota?
Pues eso es lo que le sucede a Ismael: un día está en su casa y, al minuto siguiente, en una jaula con una chica llamada Sofía, un profesor y una gran araña parlante con afición por las matemáticas. Los cuatro deberán superar sus diferencias y colaborar para resolver el enigma de cómo han llegado allí y, sobre todo, cómo podrán hacer entender a sus captores que no son las mascotas por las que los toman, sino seres inteligentes que deberían estar en libertad.
Una novela deliciosa y rebosante de imaginación de José María Merino (Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, Premio Nacional de Narrativa), con ilustraciones de Júlia Sardà.
TITULARES
En estos dos libros que he publicado, casi a la vez, está todo mi mundo narrativo. Yo creo que la mayoría de los temas que he tocado están ahí porque en el libro de cuentos hay temas realistas, temas fantásticos, hay mini cuentos... Y el libro infantil juega con los mundos paralelos, con alteraciones temporales.
Yo le doy mucha importancia a la estructura de las obras que escribo, tanto en novela como en cuento. La trama oculta tenía el problema de que estaban todos mis géneros, todos mis estilos, todas mis formas, pero tenía que darle coherencia a todo ello. Le di muchas vueltas, y lo primero que se me ocurrió fue dividir la historia en dos partes, y lo segundo, introducir una voz, un narrador, y que esa voz hable de los cuentos. Una vez que tuve esa idea, empezaron a surgir efectos. Hubo cuentos que nacieron de la idea de esa voz y surgió otra trama, una trama inesperada.
Al lado del colegio donde estudiaba, había un tren. Y ese tren tenía mucha relación conmigo. El tren forma parte de esos arquetipos estimulantes.
El asunto del sueño es curioso porque cuando yo escribí la “Orilla oscura”, absolutamente nadie dijo que tenía una relación con un mito acuñado en España que es la vida como un sueño. Es un homenaje a “La Vida es Sueño”.
La muerte es que está siempre ahí, conforme pasan los años piensas que está más cerca de lo que estaba antes.
Los vampiros son un arquetipo de nuestro tiempo, cada día descubrimos que hay un vampiro chupándonos la sangre con una tarjeta negra, es un mito contemporáneo.
Cuando me encargaron ese libro, me pidieron que escribiera un año sobre mi insomnio. Contesté que si tuviese que escribir durante un año sobre mi insomnio, no sobrevivo.
“Las mascotas del mundo transparente” se inicia con el homenaje a una canción: “La Pinpineja”. Una canción muy misteriosa que se cantaba a los niños y les fascinaba. Siempre lo he visto como una especie de hechizo y dandole vueltas un día a la Pimpineja pensé que ojalá sirviese para enviarte a un mundo desconocido.
La chulería antropocéntrica es muy dañina para el planeta y para nosotros mismos. Puede haber mundos en los que la inteligencia no provenga de la materia orgánica, sino de la inorgánica. Que un pedrusco, sea listísimo y tenga la capacidad de pensar. Me gustó esa vuelta de tuerca, porque aparte de ser divertido, puede ser educativo.
Las arañas están conmigo desde el inicio de mi escritura, es un bicho que es sorprendente, la capacidad que tiene de organizarse. Tienen un dominio de la técnica y de las matemáticas que a mí me fascina. En mi jardín hay unas arañas que hacen unos nidos maravillosos y no se me ocurre tocarlos, porque organizan muy bien su hábitat, su apartamento.
Me considero hijo de los románticos. El precedente de los románticos fue “El Quijote”, el primer libro donde los escenarios son ambiguos. Para los románticos, los lugares tienen el poder de la personalidad, y yo siempre he querido darle importancia a eso.
Lo malo es que mucho de los clásicos han desaparecido del canon de la literatura infantil y es una pena. Hay clásicos que no se deberían perder. Nunca sabes que les puede gustar a los niños o no, yo escribo lo que me apetece. Todos nacen de impulsos. pero no sigo la literatura infantil como un programa de trabajo personal continuo.
Para mí, un libro de cuentos es una iluminación, lo ves o no lo ves. Una novela es un viaje de exploración, llevas una mochila, con una idea general, con personajes, y de pronto vas descubriendo cosas y vas incorporando a tu mochila. Si no tienes la idea del cuento, no te metas con él. En una novela sí puedes entrar con tranquilidad, porque la propia novela va a regalarte muchos descubrimientos.
José María Merino (A Coruña, 1941) se dio a conocer en 1976 con “Novela de Andrés Choz”, que obtuvo el Premio Novelas y Cuentos. Su novela “La orilla oscura” fue galardonada con el Premio de la Crítica en 1986. Además, ha recibido el Premio Nacional de Literatura Juvenil (1993), el Premio Miguel Delibes de Narrativa (1996), el Premio NH para libros de relatos editados (2003), el Premio Ramón Gómez de la Serna de Narrativa (2004) y el Premio de Narrativa Gonzalo Torrente Ballester (2006). En el campo del cuento literario ha publicado “Historias de otro lugar” (2010), donde se recogen los libros de relatos publicados hasta 2004, así como “Las puertas de lo posible” (Páginas de Espuma, 2008) y “El libro de las horas contadas” (2011).
Su microficción completa se encuentra recogida en “La glorieta de los fugitivos” (Páginas de Espuma, 2007), Premio Salambó de Narrativa en castellano, y sus ensayos literarios están reunidos en el libro “Ficción continua” (2004) y “Ficción perpetua” (2014). Páginas de Espuma ha publicado además una antología de sus cuentos, “La realidad quebradiza”, en edición de Juan Jacinto Muñoz Rengel. En 2013 recibió el Premio Nacional de Narrativa por “El río del Edén”. Es miembro de la Real Academia Española.
- ENLACE a la entrevista (de Lorenzo Rodríguez Garrido).