Novela corta dedicada a narrar el impacto que provoca en una aristocrática familia alemana del Báltico, el estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914. El comienzo de las hostilidades les sorprende en su casa de verano, disfrutando de las vacaciones y, de inmediato, el padre, director de un banco, parte hacia el frente. Su mujer y su hijo, un niño de once años, así como el resto de la familia y el servicio se quedan en el tranquilo rincón campestre donde descansaban, aguardando noticias, inquietos ante el curso de los acontecimientos. La obra destaca por su acertada ambientación que contrasta la serena belleza del paisaje donde transcurre la acción con la ansiedad interior que conmueve a los protagonistas.
El niño que ve partir a su padre, dispuesto a luchar por la patria, se siente impulsado a seguir sus pasos para demostrar que no es el espíritu débil y pusilánime que todos le atribuyen debido a su frágil aspecto físico y carácter tímido. Su madre, mujer poco práctica y soñadora comprende, al quedar sola, lo que su marido significó para ella como apoyo y guía, a pesar de su carácter serio y estricto. El autor refleja con el realismo expresionista que caracteriza su producción el clima de inquietud generado por una guerra que se intuye como final de una época y de un modo de vida. A medida que avanza el desarrollo argumental, el ritmo plácido y ordenado con que se inicia su trascurso se torna más trágico y amenazador, creando una tensión narrativa que se transmite con intensidad al lector. La crueldad de los amigos del niño que lo tratan despectivamente, se convierte en símbolo de la violencia que se ha adueñado de los adultos, en un paralelismo narrativo que constituye un gran acierto por parte del autor. El estilo, construido a base de frases breves, resulta de una expresividad léxica tan sobria como elegante.
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