(DAVID CASILLAS) José María García López, escritor y poeta abulense afincado en Andalucía, publicó hace unas semanas la novela
El corazón de la piedra (Nocturna), un original y muy trabajado acercamiento a la vida y la obra del polifonista Tomás Luis de Victoria que, sin ser una biografía en el sentido estricto, sí sirve para conocer, a través de una literatura de mucha calidad, nuevos detalles de una figura universal de la música que, por desgracia, sigue siendo más conocida y valorada en el extranjero que en su país.
Para hablar de esta novela, en la que la vida de Victoria llega al lector a través de la voz de la archiduquesa Margarita (hija del emperador Maximiliano II de Habsburgo), vino ayer a Ávila José María López, al ciclo 'El Episcopio presenta...', una cita en la que comentó que su obra busca un poco la reivindicación del Abvlensis «aunque ya no lo necesita tanto, pero hasta hace poco tiempo sí que lo necesitaba porque es un gran genio que no ha sido considerado como merecía».
Lo que ha querido hacer con
El corazón de la piedra, dijo, es «una novela musical, una novela literaria donde las formas de Tomás Luis de Victoria pudieran traducirse en un lenguaje no de la época sino contemporáneo intermedio, y en conversación con un personaje muy importante en la corte española, la archiduquesa sor Margarita de Austria, que tuvo una relación con Victoria en el convento de las Descalzas Reales de Madrid, una relación establecida entre una monja de clausura que era archiduquesa y un humilde capellán, maestro de capilla y organista, dos personas entre las que existía una diferencia muy importante..., pero ella era muy aficionada a la música y a través de la obra de Victoria es como si inventara un mundo que va más allá del propio compositor».
Margarita, apuntó García López, «piensa que un hombre que ha escrito esa música, que tiene esas emociones, esa sutileza y esa perfección, ¿cómo es que ha vivido tan poco?, ¿cómo es que su vida ha sido pasar en Ávila su infancia y su adolescencia, luego 20 años en Roma estudiando en el Colegio Germánico y en el Seminario romano y luego vuelve a las Descalzas Reales los últimos años de su vida, pero no tiene viajes, no tiene peripecia ni aventura?; es un cura humilde, y a Margarita le llama la atención que ese personaje realice esa música», un pensamiento que reconoció que en parte es también suyo porque, recordando a Flaubert, «yo soy Margarita, me he metido mucho en el personaje para poder contar la alucinación histórica que es la vida de Victoria». A pesar de ese afán de recrear la música de Victoria, la novela «no está escrita sobre pentagrama, por mucho que en mis obras siempre haya algo de música, siempre tengo ese reto de que la literatura sea capaz de evocarla, que nunca lo es porque son lenguajes diferentes, intentar traducir lo más fielmente la polifonía a las palabras».
Reconoció García López finalmente que «me siento más novelista que poeta, ya que escribo poesía cuando no tengo más remedio. La poesía no se escribe cuando uno quiere, pero la novela si tú tienes tesón, documentación y unas ideas va saliendo. Lo que sí es probable es que el lenguaje poético se ve en la novela».
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