(FRAN MARTÍNEZ) De acuerdo con el sociólogo George Simmel, aventureros y extraños existen en todas las sociedades. Los primeros, como los agentes de la comunidad que rompen la rutina y la continuidad; los segundos como personas que son como nosotros pero diferentes, que están cerca pero vienen de lejos, funcionando como un espejo -abstracto y objetivo en su reflejo-.
Buscando una opinión meticulosa le preguntamos a Olga Procevska, investigadora de la Universidad de Riga, sobre la impresión que los occidentales suelen tener de Rusia: “Los intelectuales europeos siempre entendieron a Rusia como el gran otro. En el otro lado, los rusos nunca tomaron muy en serio los comentarios occidentales, pretendiendo que si la misteriosa alma rusa no puede ser entendida por los propios rusos, qué van a saber los extranjeros”.
No exactamente oriental, pero diferente, peculiar en su propia naturaleza, desde su intento de implantar el comunismo a la ahora llamada democracia soberana. Los giros de la historia permitieron que en Rusia se pusieran en práctica experimentos hasta entonces teóricos. Su peculiaridad no sólo la convirtieron en una atractiva fuente de historias, sino también una medida de lo que significaba ser europeo.
En 1867 Lewis Carroll realizó
un viaje a Rusia, registrando el periplo en su diario con notas precisas, distancia señorial y cierta ironía mordaz. Lugares, transportes, encuentros, comidas, descripciones de gentes y de espacios… las observaciones de Charles Lutwidge Dodgson (su verdadero nombre) son bastante finas aunque siempre con ojos de extranjero, es más, con ojos de británico.
Dodgson relata las situaciones de forma lúdica, pero reproduce los convencionalismos occidentales y elude entrar en cuestiones sociales. En este sentido, priman las visitas a iglesias y autoridades, acercándose a la gente con condiciones de vida más difíciles como algo pintoresco,
muy tentador para una cámara fotográfica.
A pesar de ello, y de que la ruta de Carroll esté centrada en los parajes más turísticos (Peterhof, Nevski, el Kremlin, diversos monasterios…), los diarios están escritos con humanidad y devoción por aprender.
Dodgson, matemático y escritor tardío, realizó este viaje tras publicar
Alicia en el país de las maravillas y dejó un documento curioso sobre una Rusia conocida pero pocas veces bien descrita por plumas extranjeras.
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