(PABLO MÉRIDA) Los protagonistas de sus obras "atraviesan dificultades que él mismo experimentó de niño, como cuando su padre fue encarcelado y casi toda su familia se trasladó a la cárcel para vivir con él", recuerda Luis de la Peña, responsable de una reciente edición de
La tienda de antigüedades (Nocturna, 2011). "A los doce años, tuvo que empezar a trabajar en una fábrica para ayudar económicamente a la familia".
Por muy bien que le fueran las cosas, Dickens jamás olvidó a los más desfavorecidos de la sociedad. Y dio voz a personajes que, como explica Luis de la Peña, "van desde el niño que esquiva la miseria a través de la picaresca [Oliver Twist] y el que conoce la crueldad en su propio hogar [David Copperfield] hasta el anciano ludópata, que hace más mal que bien pese a la nobleza de sus intenciones [el abuelo de Nell Trent en
La tienda de antigüedades]; el avaro [Mr. Scrooge en
Cuento de Navidad] o la mujer que, marcada por el dolor, planea una venganza [Miss Havisham en
Grandes esperanzas]".
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