Traducción: Carlos Fortea
La viuda Adelheid von Neustatt-Birkenstein, princesa y soberana casi arruinada de un pequeño principado, tiene un pretendiente, pero no se decide a aceptarlo por miedo a los convencionalismos de la sociedad. Su hija menor, Marie, una adolescente frágil y sensible educada lejos de la corte, tiene demasiada facilidad para amar. Por otra parte, el distinguido y reservado conde Streith empieza a sentirse atraído por una joven tan inesperada como diferente...
Princesas, novela sobre el esplendor perdido y la decadencia de la aristocracia báltica de habla alemana a las puertas del siglo XX, se halla en la línea de El último encuentro, de Sándor Márai, y de autores como Stefan Zweig, Joseph Roth o Lampedusa. Una obra sobre el amor y la derrota.
Eduard Graf von Keyserling nació en el castillo de Paddern, cerca de Hasenpoth (Aizpute), Curlandia, en 1855. Miembro de una antigua y noble familia alemana del Báltico, y familiar del filósofo Hermann Keyserling, estudió en la Universidad de Dorpat, pero fue obligado a abandonar sus estudios debido a un incidente que le alejó de los círculos aristocráticos. Tras mudarse a Viena, continuó estudiando y empezó a familiarizarse con las ideas sociales del naturalismo. Fue entonces cuando comenzó a publicar.
978-84-937396-6-9
Abril 2010
Rústica con solapas
255
17,95 €
Noches Blancas, n.° 2
De lectores y lecturas: Irina C. Salabert (El Corte Inglés)
Eduard von Keyserling: Elegancia crepuscular (Babelia / El País)
Recomendación veraniega de Princesas en Aceprensa
Acto sobre Eduard von Keyserling
Crítica de Princesas (El Periódico de Aragón)
Retratos de la literatura: Eduard Von Keyserling (Radio Intereconomía)
Eduard von Keyserling siempre será amado y siempre gustará.
Thomas Mann
Eduard von Keyserling es un escritor de una sensualidad asombrosa.
Marcel Reich-Ranicki (Literarischen Quartett)
Keyserling no sólo representa un fin de siglo cronológico, sino que descubre el final de un mundo.
Manuel Hidalgo (El Mundo)
Una delicia leer a Keyserling.
Luis F. Moreno Claros (El País)